lunes, 1 de agosto de 2011

The Nanny

El celular sonó en la mitad de la madrugada, tardé bastante en atender ya que dormía profundamente, presione SEND, pero no dije nada, quería dejarlo hablar primero, ya había aprendido.


-Péla, tengo una movida urgente, este mediodía.

-Me piden un rubiecito, con pecas si es posible, en el mismo lugar de siempre, en la Triple.

-OK, después hablamos bien.

Ataviado de celeste impecable me metí en el Finocchieto.

-Soy el nuevo de neonatología.

La gorda que tomaba mate y escuchaba música en el office de enfermería me sonrío con complicidad.

Caminé por entre las cunitas silenciosas, auscultando con tranquilidad, las pantuflitas higiénicas hasta me garantizarían que no dejaría marcas en el piso.

Ahí había uno, despierto pero calladito. Y para colmo cumplía con las condiciones que me habían pasado. Lo que garantizaba que no tendría incomodas devoluciones. Lo acompañaba un osito de peluche marrón.

-Shh Shh…a ver este gordito.- Susurré mientras apoyaba su cabecita en mi hombro derecho.

El osito lo puse bajó la mantita para no despertar sospechas. Además yo no soy un ladrón.

Mi celular sonó nuevamente. Esta vez esperaba la llamada.

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