martes, 16 de agosto de 2011

la de siempre...la que hace el salmón...

Me acerqué por atrás, sin percatarme de su presencia, con su barba blanca y atuendo gastado pero no deteriorado contemplaba como las aguas del riacho de montaña corrían, en esta tibia tarde patagónica.


Empezó a hablar sin que si quiera lo saludara o al menos le diera pie con algún comentario banal:

-Sabías que los salmones mas grandes son los que mueren primero...? O los caza algún animal del valle, o se atascan en alguna red o los peces mas jóvenes los devoran de a poco persiguiéndoles el abdomen.
Salmón, suena muy similar a la palabra salmo. Como si un pez algo tuviera que ver con nuestros dogmas y bases filosóficas más primitivas.
Salmones, que se reproducen en las condiciones mas adversas, como el frío de las aguas de un río que corre a contracorriente.
Un pez.
Uno de los mitos más fundamentales y repetidos en el cristianismo, es el de la multiplicación de los peces, así como el salmón, a contracorriente.
Los primeros cristianos tomaron este animalito como el símbolo de su fe.
“…un poco de levadura leuda toda la masa” Corintios 5:1-13.
Con esto te queda claro la otra parte del mito, porque hablamos de peces y panes.
En definitiva una concepción estratégica, una cosmovisión, un paradigma, una interpretación de la realidad, donde la multiplicación de las fuerzas es el elemento central.
Por ahí los romanos que no siempre fueron como Berlusconi o Carla Bruni, en ese entonces con su naciente inteligencia, adoptaron e introdujeron esa lógica a su concepto de imperio. Ya que estamos, los tanos y los pueblos latinos suelen tener una prole bastante numerosa.
Pero…sabes que los salmones más grandes son los que mueren primero…?
De hecho, si, un pez tiene mucho que ver con nuestros mitos. Como el cristianismo
Me fui sin saber en que creer.

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