martes, 16 de agosto de 2011

Cohen versus Cohen

Abraham y Raquel Cohen, tenían de toda la vida su negocio de fabricación de Maniquíes, ahí en la calle Sarmiento, a la altura de Once. Tuvieron dos hijos, David y Samuel. David era el más despierto, o al menos el menos ortodoxo de esta familia arraigada en la ortodoxia, para la familia y también para la colectividad era prácticamente un caso perdido. Samuel, pobre, se había criado entre el amparo de la sobreprotección de una madre judía y la obediencia a los dictámenes de Abraham, su padre y rector, en el fondo admiraba, anhelaba y celaba la independencia y desfachatez de su hermano David. No obstante celebrar esas actitudes sería imperdonable, un silencio cómplice lo perseguía.

El negocio esta cambiando viejo, los tiempos cambian, tenés que cambiar la matriz.-Repetía David, las pocas veces que aparecía por el negocio, pasadas las cuatro de la tarde y con las marcas en la mejilla típicas de haber dormido hasta el mediodía.

Abraham luego de un ACV se encontró físicamente impedido de continuar el negocio. Fue la oportunidad de David, tomaría las riendas del negocio familiar, y haría de “Maniquíes Cohen” un privilegiado y exitoso conglomerado.
Ordenó cambiar las maquinas de manera tal que los maniquíes, mantendrían un solo tamaño, sin rostro, cabello y expresión. Incluso habría otro modelo, mas barato, directamente sin cabeza.
Y así, en tiempos de liberación femenina y presidentas, David, consciente o no, se encarga de perpetuar un ideal de belleza donde la mujer, sin cabeza ni rostro, no deja de ser bonita. Después de todo, que importa?
Maniquíes Cohen tiene sucursales en todo el país, en Montevideo, Santiago de Chile y se encuentra en tratativas para iniciar operaciones en Miami. La facturación nunca ha sido mayor.
El viejo Abraham esconde su orgullo tras su deterioro físico, tranquilo de que el negocio esta en buenas manos mientras Raquel le prepara una sopa, receta familiar traída de la lejana Polonia.
Los celos de Samuel al día de hoy lo carcomen monstruosamente como el Golem, al ver como el negocio de los Cohen prospera y como se venden mas maniquíes que nunca sin entender del todo cual es el secreto de su hermano.

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