domingo, 19 de junio de 2011

Esta mañana.

...el sudor enfriando mi cuello pálido se las arregló para despertarme de mi sopor post-etílico, la petaquita del Hiram Walker yacía vacía a un costado del teclado, en el escritorio, atestiguando silenciosamente una noche de excesos, mas ropa deshecha desparramada en el suelo del living, nunca mejor aplicada la definición "de entrecasa". La luz del baño quedo prendida toda la noche, incluso los postigones de las ventanas que dan a la "a veces tranquila a veces no" calle de barrio sobre la cual habito mi "hogar-cubil-aguantadero" quedaron entreabiertas de par en par, en consecuencia disminuyendo y diluyendo el calor de la casa y, además, enfriando mas mi de por sí gélida transpiración, me pregunté porque o para que transpiramos cuando dormimos, después de todo no estamos trotando ni vamos a ningún lado, ni nada, dudaba incluso cual sería la funcionalidad de que el sudor huela mal, son esas raras recompensas de la naturaleza, pensé. Como los años y la experiencia, que usualmente vienen acompañados de dolores en los huesos, ruidos, arrugas y flatulencias varias, mención aparte de la incomprensión general. Dudas existenciales, cotidianas, justificadas quizás por el tiempo ocioso que la moderna realidad nos permite. Repase mentalmente mi agenda, compromisos, vanos o no, ineludibles en un plano subjetivo y personal, siempre con la sospecha o al menos intuyendo, el sin sentido de todo esto, o al menos que por mucha planificación que desarrollara, el componente caótico siempre estaría presente al menos de manera subyacente, esperando enseñarme un poco de espontaneidad.
"El espejo no miente...". Un rostro resquebrajado por el tiempo y las preocupaciones, casi desconocido, me esperaba frente al lavabo, mientras me afeitaba, intentando resultar en algo un poco más presentable y afín con los patrones estéticos y estilísticos de esta mise en scene, trágica, amarga y real. Esta, "si, Esta".

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