El Líbano, año 1982, una tripulación israelí es desplegada con su tanque en un territorio que rápidamente se torna hostil y convierte la experiencia de cuatro soldados en una pesadilla. Para el espectador la película representa desafiarse asimismo interpretando la crudeza de la guerra por un doble filtro, el de la cámara primero y luego el del visor del tanque, por el cual transcurre gran parte de la obra. De manera central la historia aborda, mas allá de las miserias e instintos humanos propios de una situación límite, el conflicto de un "liderazgo artificial" de un hombre desarrollando un rol empujado por un mero mandato familiar. Una película útil a la hora de reconocer una suerte de autocrítica por parte de la sociedad israelí en relación con los crímenes y atrocidades llevados a cabo en sus más de 50 años desde su formación.
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